La casa de Doña Lula,
era un bello lugar que yacía en el centro del bosque, junto al hermoso río, que
rodeaba el borde izquierdo de la casa y que le brindaba el sonido de los dulces
manantiales. Hay vivió una familia muy humilde que solía ser muy amistosa.
todas las noches se reunían los vecinos a compartir con los integrantes de la
hermosa familia, que cada vez se hacía más grande ya que no tenían hambre,
brindaban todo lo que tenían, por lo que todo el pueblo lo caracterizaba y
esto lo hacía gente más próspera y sublime, cada día.
Doña Lula todas las
mañanas salía a cocinar grandes cantidades de comidas, porque nunca faltaba
quien se la comiera y esto trajo a que los chicos de alrededor con muchas
necesidades, fueran integrándose a la familia de doña Lula, hasta quedarse a
vivir con ella y hacer que esta casa fuera cada día más grande, próspera y
fuerte; pero de todos los chicos de la familia, no hubo ninguno que fuera tan
callado como Melvin y tan travieso como Roberto.
Ellos acaparaban toda la atención, por ser los
chicos más diferentes siempre estaban juntos, pero nadie conocía su pensar hasta
que un día, Roberto decidió dejar la familia y vivir solo para estar tranquilo,
más tarde Melvin lo persigue e inicia a indagar las razones por la que se había
apartado de la familia. Desde entonces nada fue igual en la casa de doña Lula,
todo era un vacío enorme.
Doña Lula extrañaba sus
chicos especiales y esperaba uno y otro día el momento de su regreso, mientras
que los chicos se habían unidos para juntos, mejorar la calidad de vida de doña Lula y sus demás amigos en la casa que le brindó tanto amor, así que se
pusieron a trabajar duro, pero por más que intentaron no lograron conseguir la
cantidad prevista para todos, pero sí obtuvieron algo muy valioso ¨El
conocimiento de que juntos podían lograr cosas más grandes en la vida¨. Así que
optaron por regresar a casa, para así trabajar en armonía todos juntos como
antes, y así lograr ser tan fuertes y poderosos como una nación.
No pasó mucho tiempo
desde que llegaron, cuando la casa de doña Lula se había convertido en una
mansión, llena de valores, amor y felicidad, sobre todo mucha humildad.
Así nació la primera
ciudad de verdaderos dominicanos en este país, es de ahí de donde provienen
tantos buenos valores con los que nos identificamos todos y cada uno de nosotros,
la gran familia dominicana.
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