Estimados
lectores:
Hace
días me encuentro ausente, pero siempre hay que sacar un pequeño espacio para
reflexionar. Las personas que se quieren
a sí mismas saben cómo valorar a las personas mucho más fácilmente que las que
no saben valorarse a sí mismas. Por eso no debe extrañar que alguien que quiere
mejorar como persona también intente ayudar a los demás. Por eso sigo una
filosofía de vida que es así: Tú creces, yo crezco y los demás también. Tiene
mucho de cierto!!!
Cuando veo
a una persona que está mejorando gracias a mi ayuda me hace sentir
realmente bien. Siento que sirvo para algo en este planeta, que puedo dar una
buena ayuda a las personas que necesitan una
fuente de apoyo. Quizás no pueda apoyar económicamente, pero moralmente doy
mucho y cuando logro sacar una sonrisa en las caras de las personas, ya sean
mis amigos, familiares, mis estudiantes, mis compañeros de trabajo
me siento tan bien que parece que hay una atmósfera más a tono con mis
sentimientos y mis deseos.
Considero
que lo importante en la vida es
alegrarse por el triunfo de las demás personas, porque muy pocos lo hacen.
Cuidarse de la mezquindad humana y profesional porque se ha convertido en un cáncer
en la sociedad que destruye y lacera la autoestima de cualquier individuo por
más centrado y seguro de sí mismo que este esté.
Para
saber cómo valorar a las demás personas es sencillo, sólo hay que desear el
bien a los demás cuando realmente ya te aprecias a ti mismo. Porque es algo
incoherente, incluso hipócrita, felicitar y alegrarse por los demás cuando tu
vida no está yendo bien, cuando te sientes mal en las relaciones o cuando no
tienes un sentido de vida o motivo por el cual vivir o quizás cuando realizas
acciones en el que pretendes apagar la luz de tu compañero para encender la
tuya . Valorar a las demás personas viene desde dentro con tu propia felicidad.
La vida
es como las ramas del árbol de navidad, cada cual tiene su espacio para
encender su luz, no es necesario apagar la de al lado, para encender la tuya.