Estimados lectores:
En el día de hoy pretendo
que reflexionemos sobre nuestro rol como
entes éticos en el campo tanto humano como laboral, para que tomemos conciencia a la hora de accionar;
pero siempre teniendo presente nuestros
valores personales, como los que nos han presentado en la empresa a la que
decidimos pertenecer, de tal forma que
podamos ponerlos en práctica en nuestro diario vivir.
La ética es aquella instancia desde la cual juzgamos y
valoramos la forma como se comporta el hombre y, al mismo tiempo la instancia
desde la cual formulamos principios y criterios acerca de cómo debemos
comportarnos y hacia donde debemos dirigir nuestra acción, designamos con la
palabra "Ética" al comportamiento, la conducta y el actuar de las
personas y la moral según Juan Alcántara en su libro Ética Profesional son las reglas o normas por las que se rige la conducta o
el comportamiento de un ser humano en relación a la sociedad, a sí mismo o a
todo lo que lo rodea.
Los valores son principios que nos permiten orientar
nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias
fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar
de otras, o un comportamiento en lugar de otro; también son fuente de
satisfacción y plenitud.
Los valores valen por sí mismos; son importantes por
lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine
de ellos. Recuperar y cuidar nuestros valores es una necesidad
imperiosa para un mundo mejor.
Al llegar a una organización con valores ya definidos,
de manera implícita asumimos aceptarlos y ponerlos en práctica; es lo que los demás miembros de la
organización esperan de nosotros.
En una organización
los valores son el marco del comportamiento que deben tener sus integrantes, y
dependen de la naturaleza de la organización (su razón de ser).
Es decir, los valores
organizacionales se deben reflejar especialmente en los detalles de lo que hace
diariamente la mayoría de los integrantes de la organización, más que en sus
enunciados generales.
Todos los seres humanos estamos expuestos a
tentaciones, pero no todos nos enfrentamos a ellas con una actitud de rechazo.
Son muchos los colaboradores que, en el
ejercicio de sus funciones, hacen caso omiso a la voz de su conciencia; no
cumplen con los compromisos que han contraído con la sociedad con la empresa y con ellos mismos.
Lamentablemente o afortunadamente la sociedad es muy firme en los
cuestionamientos morales y un error que cometamos en estos aspectos pudiera
llevarnos a cargar durante toda nuestra existencia ante la mirada y el juicio
social. Por lo antes dicho, es importante que asumamos con responsabilidad y con amor el compromiso institucional que hemos asumido libre y voluntariamente para dar un servicio de calidad y como nos gustaría que nos trataran.
Concluiremos esta reflexión con los principios
fundamentales de la ética:
Nos seguimos leyendo,
Jenny
Mago
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