Estimados lectores:
Hace algunos días en mi interior
estalla el deseo de compartir con
ustedes una hermosa experiencia que tuve el año pasado en el contexto del
cursado de una asignatura de Ética Profesional.
Dando inicio formal al inicio del
cuatrimestre me percato que tengo un estudiante con discapacidad auditiva (término
correcto, porque expresarse como sordomudos puede constituirse en una ofensa o
mal trato, claro reconociendo que es el término regular que se usa en nuestra República).
El joven, que por razones obvias
no voy a mencionar su nombre, siempre estuvo acompañado de su intérprete, utilizándolo
como medio para poder comunicarse tanto conmigo como maestra como con sus
compañeros, un joven muy activo,
proactivo en el curso y sobre todo con esa felicidad irradiada a través de su
sonrisa y expresiones.
Yo trataba durante el proceso de
que el mismo fuera lo suficientemente cómodo para todos, lo que no podía evitar
era el extremado silencio que se sentía en el aula cuando el intervenía y como
lo hacía.
En un momento realizamos una
práctica de equipo, en ese momento él llegó unos minutos retrasados y todos los
equipos estaban formados, le sugerí que se integrara en un equipo de su elección, los temas que estuvimos trabajando esa noche
con los diferentes equipos fueron:
- Código de convivencia en el curso.
- Educación Humanista: Derecho a la Dignidad de las personas.
- Comunidad universitaria: Conductas que dañan los derechos de los otros.
- Género y universidad.
- Ética y gestión Universitaria.
- Responsabilidad Social Universitaria: Creación de Normas.
- Responsabilidad Social Universitaria frente a grupos especiales.
- Universidad y Discapacidad.
Este estudiante con discapacidad
auditiva, entro en la discusión de los temas, Responsabilidad Social
Universitaria frente a grupos especiales y Universidad y Discapacidad, en el
que el reflexiona en mi parafrásis:
Ciertamente siento que las
instituciones realizan algunas acciones para ayudar a personas como yo, pero no
las necesarias, porque las verdaderas son aquellas en la que se sienten en la
piel en el día a día de nuestro desenvolvimiento universitario, en mi caso
particular, de no poder mi familia costear un intérprete, no estaría yo en este
momento y no gozaría de ser un estudiante meritorio y de poder tener otras
oportunidades en el mañana; no basta con
un letrero donde se priorice nuestros derechos por tales discapacidades,
amerita que todos y todas reflexionemos,
imaginenese ustedes en mi condición si estuviese una sirena informando que
estoy en zona de peligro, pudiera hasta correr el riesgo de muerte porque no
puedo escuchar. Agradezco enormemente
esta oportunidad y la preocupación de mi maestra, ya que no había sentido en el
proceso docente una verdadera preocupación para mejorar mi estatus.
Como comprenderán esta y muchas
otras conversaciones pudimos sostener durante estos cuatro hermosos meses, como
descubrimos otros estudiantes en el aula que dominaban el lenguaje de
señas, y que pudieron comunicarse
directamente con este estudiante y hacer el proceso mejor, yo como maestra
hacia una y otra vez autorreflexiones y me pregunté muchas veces por qué nosotros
los maestros no somos más activos y
buscamos verdaderos mecanismos que permitan incluir, he comenzado a estudiar el lenguaje de señas,
porque es una manera de aportar y de no repetir la historia, de también
comunicarme a través de este medio para mis futuros estudiantes con este tipo
de discapacidad; como también lleve la
voz a las autoridades universitarias porque podemos hacer más de lo que estamos
haciendo.
Esa clase era semi presencial,
comencé a indagar sobre software libres que permitieran también en la
virtualidad hacer el proceso más inclusivo, comparto esta herramienta que puede
ayudar en este tipo de procesos:
El ingeniero de sistemas Jorge Enrique Leal presentó esta iniciativa como tesis de grado y en 2012 fue premiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el "Concurso I-LAB: Ideas Disruptivas".
Un
ingeniero colombiano ha desarrollado una herramienta gratuita en Internet que
permite convertir el español en el lenguaje de señas que utilizan los sordos
para suprimir las barreras entre oyentes y personas que presentan deficiencias
auditivas.
El ingeniero de sistemas Jorge Enrique Leal presentó esta iniciativa como tesis de grado y en 2012 fue premiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el "Concurso I-LAB: Ideas Disruptivas".
"La intención
es promover la inclusión de personas con deficiencia auditiva en
procesos de aprendizaje o en las interacciones del día a día", apuntó
Leal. La idea surgió después de que Leal tuviera contacto con una persona sorda
que llegó al banco en el que él trabajaba hace 15 años y no pudo ser atendida
porque los empleados desconocían el lenguaje de señas.
"Fue muy
frustrante, siempre me causó impacto", relató Leal al explicar de dónde
provino su idea y agregar que fue una fonoaudióloga quien le hizo entender
"que las personas sordas viven aisladas en un mundo de oyentes".
Fuente: http://www.antena3.com
Y término diciéndoles, siempre podemos aportar desde cualquier escenario, después de años de docencia me pregunto busco las herramientas necesarias para hacer los procesos docentes inclusivos o simplemente es una pantalla, les dejo la reflexión en su interior.
Nos seguimos leyendo.
Jenny Mago